Por Rodolfo Iriart - Diputado Provincial
En tiempos de ajuste, el desempleo vuelve a convertirse en una preocupación constante para muchos argentinos. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) correspondientes al tercer trimestre del 2017, la tasa de desempleo a nivel nacional fue del 8,3%, lo que equivale a 1.058.000 personas.
Lamentablemente, la ciudad de Mar del Plata, es desde hace años uno de los centros urbanos con mayor desempleo del país. Detrás de los partidos del Gran Buenos Aires (10,3%) y Gran Córdoba (9,1%), y junto al Gran San Juan, es el tercer distrito con mayor desempleo del país, con un 9,0% de desocupación abierta, lo que equivale a 26.000 desocupados.
Además, la subocupación, que comprende a los ocupados que trabajan menos de 35 horas semanales por causas involuntarias y esta´n dispuestos a trabajar ma´s horas, y que expresa en este sentido las limitaciones de la fuerza laboral para concretar el pleno acceso a un empleo, afecta actualmente al 15% de la población económicamente activa, es decir a 44.000 personas, ubicando a Mar del Plata como el aglomerado con la mayor tasa de subocupación horaria del país.
Así, entre los subocupados y los desocupados, podemos decir que hay 70.000 marplatenses con problemas de empleo.
Sin embargo, los desocupados no son los únicos que demandan empleo. En este sentido, un 21,8% de los ocupados (63.000 personas) aún demandan un trabajo mejor: Mar del Plata se encuentra también así entre los aglomerados urbanos con guarismos más altos en términos de ocupación demandante, siendo sólo superada en este plano por el aglomerado de Jujuy-Palpalá.
Si bien es cierto que se registró una leve mejora de la tasa de desocupación en relación a la medición correspondiente al segundo trimestre del 2017 (11,9%) como demuestra el informe socio laboral de General Pueyrredon elaborado por el Grupo de Estudios del Trabajo de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de Mar del Plata, dicho descenso no necesariamente representa una reactivacio´n en el mercado de trabajo.
Ello se debe a que durante 2017 hubo un aumento en la participación de las mujeres en el mercado de trabajo, plasmado en un descenso de la tasa de desocupación femenina que pasó del 14,4% al 7,7%. Se trata de un fenómeno que se suele registrar en tiempos de crisis, donde la mujer se ve obligada a volcarse al mercado de trabajo -por lo general en empleos precarios- para compensar la caída de los ingresos familiares.
Trabajo en negro
Otro dato que se desprende del citado informe, tiene que ver con el alto porcentaje de trabajo “en negro. En el tercer trimestre de 2017, tan sólo el 69,1% (183.000 personas) de los ocupados se encuentra trabajando en relación de dependencia, lo que tiene como contrapartida un aumento del cuentapropismo y otras variantes del mundo de la informalidad laboral. Pero, además, el 37,8% de ese grupo de trabajadores en relación de dependencia (es decir, 69.200 personas) lo hace en empleos no registrados.
Los ingresos laborales representan sin lugar a dudas un componente fundamental de los ingresos de los hogares. Por ello, resulta también sumamente preocupante la caída del salario real promedio del 18% registrada en Mar del Plata entre el segundo trimestre de 2015 y el mismo periodo de 2017, una tendencia que por cierto también se registra a nivel nacional (14%).
Por último, según los últimos datos disponibles del INDEC (primer semestre de 2017), en Mar del Plata el 23,8% de la población está debajo de la línea de la pobreza, lo que equivale a 148.962 ciudadanos en tal situación. A ello se suma el deterioro evidenciado en los indicadores que miden la distribución del ingreso.
Esta dolorosa realidad en materia de empleo, pobreza y desigualdad, es la demostración palmaria de que todavía Mar del Plata no ha encontrado la manera de articular sus potencialidades y recursos en un proyecto estratégico de ciudad inclusiva y sustentable.
Las estadísticas nos ponen frente al desafío de repensar el perfil y la matriz productiva de nuestra ciudad, para crear puestos de trabajo genuinos y de calidad.
Necesitamos que el sector público y privado local trabajen en conjunto para dinamizar la producción, promover la radicación de más industrias, complementando la actividad primaria con el agregado de valor, avanzando hacia un puerto multimodal, apoyando decididamente a las MIPyMES, trabajando en la prestación de servicios de calidad, e impulsando con inversiones y apuesta a la capacitación al incipiente pero no menos pujante sector tecnológico y de software.
Mar del Plata tiene un enorme potencial desaprovechado. Es tiempo de convertir las potencialidades en oportunidades reales, las ventajas comparativas en ventajas competitivas en la región.
Y para ello, necesitamos volver a planificar el futuro de la ciudad, pensar y consensuar un nuevo perfil de Mar del Plata al servicio de la calidad de vida y la garantía de derechos vinculados al empleo y la superación de las desigualdades sociales.